Cuando empezamos a explicar sobre nuestra empresa Minka, y contamos que es una empresa social donde todos los productos se hacen a mano por mujeres en situación de vulnerabilidad y que trabajamos con dos talleres: uno que está en la cárcel de mujeres y uno con artesanas en Recoleta. Viene una pausa en él que escucha y empieza a hacer una serie de preguntas para entender ¿Qué hacemos?, ¿cómo lo hacemos? ¿Y por qué? Esas preguntas vienen medias desordenadas y en general son las siguientes:
¿Trabajan en la cárcel de mujeres?, ¿ustedes van a la cárcel?, ¿cada cuanto van a la cárcel? y ¿cómo es trabajar con mujeres que están presas? (Muchos ahí se complican, porque les parece ofensivo decir “presas”, pero lamentablemente no mucha gente sabe que a las personas privadas de libertad en el sistema penitenciario se les llama internas) y así un sinfín de preguntas que buscaré contestar en este post, con el objetivo de que aprendamos juntos sobre el sistema penitenciario chileno y en conjunto discutamos mejoras, porque este sistema es reflejo de las múltiples injusticias que viven los más pobres de nuestro país y por lo que hoy estamos en proceso cambios.
Partamos por la primera pregunta, que es para entender ¿QUÉ hacemos? Esta pregunta casi siempre viene con cara de impresión y de “a ver, ¿entendí bien? ¿TRABAJAN EN LA CARCEL DE MUJERES?
La respuesta es sí, trabajamos en la cárcel de mujeres hacer 8 años.
¿y cómo llegaron a trabajar ahí? ¿y a formar una empresa donde trabajan presas?
Todo empezó cuando con un grupo de amigas de la universidad, todas en últimos años de diseño, empezamos a ir a la cárcel de mujeres a hacer un taller como voluntarias de la Corporación Abriendo Puertas, porque estábamos buscando usar el diseño con un sentido social, a fines del 2011. Planificamos un taller recreativo, donde enseñábamos a hacer productos con descartes de tela y diseños que nosotras mismas creábamos, así nos pasamos unos meses haciendo un taller, una vez a la semana con Camila Carrasco, hoy dueña de Diógenes Cerámicas, Macarena Herreros y Xaviera Encina. Luego de ese taller recreativo vinieron las vacaciones universitarias, que, por supuesto aprovechamos hasta marzo del siguiente año y durante el verano, yo me decidí a crear una empresa e invité a mi hermana, Andrea a ser parte de ella y formalmente, Minka partió el 2012.
Después viene una pregunta que busca aclarar el COMO ¿Ustedes van a la cárcel? ¿Cada cuánto van?
Si, nosotras junto a nuestro equipo de diseño vamos a la cárcel 2 veces a la semana. Hasta el 2018 yo iba lunes y viernes de 10.00 a 12.00 a hacer el taller con las artesanas que están privadas de libertad y desde el año pasado, Catalina Mellado se encarga de liderar los talleres y es ella la que va siempre 2 veces a la semana al taller dentro del Centro Penitenciario Femenino de San Joaquín y yo superviso la producción, por lo que voy aproximadamente 2 veces al mes, pero nuestro equipo va 2 veces a la semana durante todo el año a la cárcel y es la única forma de que logremos producir con muy buena calidad.
¿Y cómo es trabajar con mujeres privadas de libertad? Y aquí la respuesta es automática: Es bacán. Claro que después de esa afirmación hay una respuesta mucho más profunda, porque también es difícil. Las mujeres privadas de libertad con las que hemos trabajado comparten en su mayoría una historia de vida similar, son madres, solteras, sobre los 30 años, muchas no han terminado el colegio, han vivido abusos de distinto tipo durante su vida, muchas llegaron a la cárcel por vender droga. Buscan en la capacitación y el trabajo que les damos, una oportunidad para aprender y generar ingresos y en el camino se sorprenden de ellas mismas, se dan cuenta que son capaces de hacer muchas y cosas y se empoderan. Finalmente, este proceso que lo vivimos en conjunto y nos conecta tan profundamente que aprendemos mutuamente cada sesión, derribando barreras culturales e intergeneracionales. Nosotras les enseñamos una técnica y ellas nos enseñan a sobreponerse con todas las fuerzas, por eso aprendemos a mirar en perspectiva nuestros problemas y agradecer nuestras oportunidades.
Por ultimo viene el ¿POR QUÉ? No siempre las personas preguntan esto, pero este post es una buena instancia para contárselos ¿porque hacemos este trabajo? Y la respuesta es porque creemos que mientras más realidades conozcamos, más herramientas tendremos para solucionar problemas. Lo hacemos porque estamos convencidas que necesitamos juntarnos más y que cuando nos conocemos de verdad, creamos lazos que nos hacen avanzar juntas. Nos gusta conversar desde las diferencias con nuestras artesanas y con nuestras clientas y encontrar puntos en común con el objetivo de construir un país más justo.
Algunos aprendizajes que me ha dejado trabajar en la cárcel por 8 años:
- valorar a las personas con sus diferencias y aprender de ellas
- tener paciencia y capacidad de escuchar, incluso cuando no te gusta lo que estas escuchando
- Aprender a sobreponerse a pesar de todo y mirar la vida con optimismo
- Disfrutar mis oportunidades y privilegios y ponerlos a disposición del bien común
- Ser creativa para comunicar lo que quiero decir y que distintas personas lo entiendan, siendo conscientes que todas las personas aprender de manera distinta y que nos debemos adaptar a los que están aprendiendo y no a las expectativas que tenemos de los demás.
Nota: Desde el año 2020 no producimos dentro del Centro Penitenciario de San Joaquín. Actualmente trabajamos en un programa de reinserción social para mujeres con antecedentes penales y sus familiares